martes, 3 de noviembre de 2009

Síndrome de Estocolmo


Esto es el colmo.

Resulta que un amigo sufre (en silencio) el Síndrome de Estocolmo, y afirma las bondades de su jefe (todo parecido con la realidad es pura ficción). El hasta ahora defensor de los derechos humanos y del buenrollismo, se enrolla ahora pero afirmando que
"lo que él y yo sabemos no está a vuestro alcance".

Algunas personas opinan que ha sido abducido, a lo que otras manifiestan que las leyes de la física lo hacen poco probable, manteniendo que, por el contrario, lo que sufre es COCAIN: ha perdido el COnocimiento, se duda de la CAlidad de lo que ha ingestado, y existe una INvestigación al respecto en estos momentos.

Lo cierto es que ya no sabe ni quien es ¿acaso alguien sabría cuál de los dos de la imagen es? Fíjense: cuando dije que "es el que tiene las manos coloradas", los dos hicieron lo mismo...

Fuentes psicológicas bien informadas (será bien intencionadas, como mucho, que ya nos conocemos) afirman que el susodicho sólo pretende ganar notoriedad. No en vano ha sido tildado en los últimos tiempos de trepa, flojo, listo, chorizo y borrachín. El portero del edificio afirmó: "de lo último doy fe, aunque igual os habéis quedado cortos".

Sin embargo, su suegra, que nunca lo consideró apropiado para su hija, todo sea dicho de paso, no dudó en calificarle de "derrochador y un gran inmaduro: necesita la luz encendida hasta para dormir",- agregó. Fuentes oficiales estudian su capacitad para ejercer la patria potestad, a lo que el tío alegó: "si me quitan una, haré otra; será una buena excusa para..." Según lo escuchaba, su suegra, hasta ahora solícita, no quiso saber nada al respecto, quitándose rápido de enmedio.


Ánimo, Carlitos, hazte mirar lo de tu jefe...

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