
Esto de estar en paro es bien complicado. Esta mañana fui a hacer la comida, pero no tenía limones. Tras buscar en la lavadora y en las herramientas (había una lima, pero no limones), me decidí a salir a comprar. Para ello fue necesario (es justo y necesario, es nuestro deber y salvación...) la ducha, que aunque sea tío, la frecuento lo suficiente como para sentirme mal por mi esencia ecologista. Decir esencia quizá sea excesivo, pero sí que es algo que he llevado siempre dentro, excepto cuando cojo el coche para ir a por limones. Busqué las llaves y entretanto me di cuenta que tenía que coger una toalla limpia, y al llegar al armario no pude soportar las pelusas que encontré en el suelo. Camino de la cocina donde siempre está en su sitio la escoba y el cogedor pensé que no es mal momento para beber algo. Algo sencillito, no creas, un vasito de gaseosa con tinto, que no es tinto de verano porque eso es un invento posmoderno del que no me siento digno. Pero así, bien fresquito, está que te mueres. Voy a ver si pincho algo: bien, un poco de fuet, y joder, no tengo pan. Voy a comprar pan, pero recuerdo que no me he duchado. Compro unas pelusas en la nevera y salgo con la toalla limpia a barrer la escalera, y de paso pido un limón al vecino (lo dejamos en el vecino y no en la vecina, que sino pierdo el hilo).
Bueno, pues eso, que estar en paro da para hacer muchas cosas y no terminar ninguna. Por eso estoy tan deprimido estos días.
Puede provocar somnolencia, cefalea, gastritis y malestar general. Sólo en algunos casos. La sanidad pública recomienda el genérico, pero te aseguro que no es lo mismo, te ríes menos, si es que acaso te ríes. Compra el envase grande: la farmacéutica se lo agradecerá (la compañía). (Bueno, ya quisiera yo tenerla por compañía, pero siempre me sonríe mucho). (Aunque igual es por comprar el envase grande). (¿Venden limones en la farmacia?).
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